Después de ver el fabuloso trabajo del artista ruso Oleg Duryagin, no me he podido resistir a intentar imitarlo. No he querido llegar a los extremos que el llega, en los que parece convertir la piel en plástico, y desde luego que no tengo su dominio del retoque fotográfico. Hoy he llegado hasta aquí:
martes, 4 de septiembre de 2007
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